La aplicación de la Inteligencia Artificial (IA) y los sistemas de manejo de la información (Big Data-BD), en conjunción con la mejora en la capacidad de computación, la integración de la robótica y el Internet de las Cosas (IoT) suponen ya una nueva revolución tecnológica, con profundas implicaciones en todos los ámbitos de la relación humana, y muy particularmente en el de la Medicina y las Ciencias de la Salud.
De hecho, la aplicación de estas nuevas tecnologías nos permite avanzar hacia una atención sanitaria Personalizada, de Precisión, Predictiva, Preventiva, Participativa y Poblacional (6P).
En este ámbito, no se nos puede olvidar que es necesario desarrollar desde el principio todos estos sistemas manteniendo el foco en el ser humado, en sus necesidades y características más definitorias, aplicando lo que podríamos llamar Inteligencia Emocional (IE). Hemos de ser conscientes de que las competencias emocionales, como la empatía, la capacidad de identificar, entender y gestionar las emociones propias y ajenas, son fundamentales para los profesionales, ya que influyen directamente en la calidad de la atención al paciente. Igualmente, la comunicación efectiva y la gestión del estrés son componentes clave de la inteligencia emocional, y son esenciales para construir relaciones de confianza con los pacientes, entender mejor sus necesidades y proporcionar un trato humano y compasivo.
Mientras que la IA optimiza el análisis de datos y mejora la eficiencia, la IE aporta el componente humano necesario para que el cuidado sea integral. Ninguna puede reemplazar a la otra, pero juntas tienen el potencial de redefinir la experiencia de la sanidad, haciendo que esta sea más precisa, humana y eficiente. Por eso es necesario ser conscientes de que los complejos sistemas que están en desarrollo han de contemplar estos aspectos de manera integral y coordinada, y han de disponer de mecanismos de control y supervisión que permitan conseguir este objetivo.
Reflexionar sobre estos temas, compartir experiencias y conocimientos, generando “conciencia de especie” es crucial para conseguir una sociedad mejor informada y por tanto más libre y dueña de su destino.